EPICA ... no tiene otro nombre.
Ha sido un año bastante extraño en lo que se refiere al maratón de Madrid, la de 2014 había dejado bastante tocada a Lau, físicamente la hizo no volver a correr en todo el año, las rodillas no perdonan .... así se iba acercando abril de 2015, en marzo empezó a correr de nuevo y las sensaciones no eran nada positivas ... la rodilla izquierda seguía dando problemas y las dudas sobre la participación eran enormes ... aun así decidió correr.
El 25 de abril, con toda la ilusion del mundo nos fuimos sobre las 12, tras salir a rodar un rato con la bici, a por el dorsal a la feria del corredor, la sorpresa al llegar es que había una cola estimada en mas de 2 horas .... flipa flipa ... ¿razon? pues el dinero como siempre en esta asquerosa sociedad. Dejan entrar poco a poco a recoger el dorsal para que todo el mundo pueda ver los expositores y puedan vender .... que asco. Así que nos fuimos dando un paseo hasta madrid rio, y de alli a la plaza de santiago a tomar cervezas y picar algo, y sobre las 3.30 volvimos a la feria del corredor ...... toma toma ... la cola seguía igual, asi que aunque no me gusta (sobretodo a lau) eso de colarse, fue inevitable, asi que entre tanto descontrol no nos costó mucho entrar sin esperar, cual es la sorpresa que los stands para recoger dorsal estaban vacios .... que poca verguenza y que mala organización .... pero bueno.
Teniamos el dorsal, y el dia se iba poniendo negro negro, vimos el tiempo para el domingo y presagiaba tormenta, ahi esperas que caiga un chaparron y poco mas, pero ya a eso de las 8, en el bar punto de encuentro empezó a diluviar y asi estuvo justo justo hasta que volvimos a casa sobre las 2 de la tarde del domingo ... hay que joderse .... (estando de cañas en el Libertad 87 tras la carrera, salía el sol a mas no poder ....)
No pasa nada, nos levantamos el domingo prontito, salimos de casa como normalmente en estos dias, muchos nervios .... la lluvia, frio, y las rodillas te ponen en lo peor. Llegamos a Banco de España a las 8.25. Habiamos quedado con Ruben ..... en el cajon 1 (estos dos cracks salian delante del todo), pero antes decidimos parar a echar un pis ..... jajajajaja, otra vez la organizacion nos la jugó, y tardamos mas de 20 minutos en poder mear ... que triste, eran las 8.53, y habia un caos acojonante. Todo vallado, imposible acceder al cajon, echamos los dos a correr para atras, buscando algun punto donde poder entrar, saltamos vallas y nos metimos los dos dentro del gentío, que agobio ... laura empezo a quitarse parte de la ropa para darmela, y luego tuve que salir del recorrido entre gente y vallas .... una odisea. Tenia un cabreo importante ... empezaba a chispear, todo nublado, lleno de miles de personas ... así que respiré hondo, y en ese momento se pusieron a aplaudir 30000 corredores .... la ostia amigos ... QUE EMOCION .... se me pasaron todos los males, me hice un cigarro y disfrute el momento.
Estuve un rato alli parado, mojandome, llovía poco y se aguantaba bien.
Ahi empecé mi camino particular hacia el km 20 en el palacio real, donde suelo ver por primera vez a mi gente. Sin embargo laura había salido muy atras, los tiempos varían mucho, porque cuanto mas atras sales, mas lento se va, por las aglomeraciones. Así que pasé el peor momento de toda la aventura .... ya diluviaba, me iba empapando poco a poco, y con las manos mojadas me era imposible liarme un cigarro para mitigar los
nervios .... ahi pasó Rubén 1.25 aproximadamente por el km 20 ... me vió él y me saludó, ya solo quedaba esperar a Lau (mientras iba dando noticias a nuestros amigos), Laura no pasaba, y eso me empezó a poner muy nervioso .... no tenía referencias ....
que agobio coño, pero sobre 1.38 pasó por alli, venía sonriente como siempre, haciendome señales de que todo iba bien. Ahi volví a respirar, porque todo iba bien .... yo tenía en una mano las galletas del principe (que es lo que le da energia a laura jajajaja) y su impermeable, por si quería algo ... pero me dijo que no. Lo guardé y tire a paso rapido para el km 25 en madrid rio (dudaba por la distancia entre ellos que pudiera ver a Ruben) .... pero si.
Bajaba a toda leche el danés, buena cara, imponente, medio en pelotas a pesar de lluvia y frio para afrontar la casa de campo .... y mas o menos 15 minutos después pasaba laura por el mismo punto y con identicas y buenas sensaciones.
Seguía diluviando, pero mucho, sin embargo la manera de animar a los corredores era mayor que en años anteriores, supongo que esta situacion tan brutal te hace meterte aun mas en la carrera, y en los corredores. Por el km 25 las caras aun son buenas en general.
Me fui hacia el 31, tambien en madrid rio, a la salida de casa de campo .... ahí no vi a Ruben, y Laura salía haciendo gestos de tranquilidad, así que yo tranquilo, mojado pero tranquilo. Empezaba mi carrera hacia la meta, tenía que subir al metro de ppio, coger el ramal a opera y la linea 2 hasta retiro y subir hasta la meta ..... Pero para eso está el metro de madrid VUEEEEEELA (vergonzoso como cada año) 7 minutos para el primer metro, y 5 minutos mas la linea 2. Abarrotados, no tengo palabras, pero bueno.
De todas maneras llego bien, como siempre me cuelo en la mediana del paseo del retiro entre los que entran de la maraton y los que entran de la media maraton. Llego cuando entra el globo de las 3 horas ... uffff se que en breve pasará Ruben y laura en unos 25 minutos. Ahí empieza a llover aun mas fuerte que en toda la mañana, el agua me cae por la cara, los vaqueros pesan muchos kilos, ahhhh y sigo sin fumar, y sin embargo tengo la vision mas bonita del retiro, los arboles verdes, cielo negro, cortina de lluvia y gente a ambos lados animando, y por el medio los corredores ... indescriptible, es para vivirlo.
El tiempo pasa, y sobre el 3.10 aparece Ruben, le animo muchisimo, el levanta un dedo, pero se ve la cara de sufrimiento que lleva, se que lo está pasando mal, pero ahi sigue a un ritmo muy bueno (eres muy grande loko que solo haces burradas), un día después Rubén nos confirma que a partir del 37 empezó a pasarlo muy mal, con mucho frío, y además a falta de 600 metros sufrió un tirón ... y aun así hizo un tiempazo ... eres grande amigo.
Solo queda ver cuando llega laura, van a ser 10 minutos mas, pero muuuuy largos, ya he dejado de animar porque vuelvo a tener nervios pensando si habra ocurrido algo, pero en la distancia la veo y levanto los
brazos, me ve y sonríe y se acerca poco a poco ... hasta que podemos darnos la mano .... son decimas de segundo, pero se me saltan las lagrimas aunque borradas entre tanta lluvia .... ahi descanso.
Solo me queda andar un km para buscarla. Voy por el carril derecho, entre charcos y barro, van saliendo corredores, tapados con plásticos que regala la organizacion, cojeando, arrastrando piernas, caras desencajadas .... no se como explicarlo ... bueno sí ... ¿habéis visto Walking Dead? ... pues lo mismo pero con zapatillas de muchos colorines jajajajaja.
Encuentro a laura, viene muerta de frio, aun asi el abrazo es largo, la sonrisa no se borra, y no hay mucho mas que decir porque se ha conseguido. Ya pagaremos el peaje fisico los próximos días. Nos encaminamos rapido a uno de los servicios del retiro ... entra laura, y tras 5 minutos me dice que por favor la ayude, abre la puerta de par en par .... y es desolador, esta la mochila por el suelo, todo lleno de ropa, y solo dice que no puede mover los dedos, están rígidos, entumecidos y es incapaz de quitarse los calcetines, ni las mallas, ni ponerse los guantes, ni abrocharse el abrigo .... NI NAAAAADA DE NADA, jajajaja pobrecita, la ayudo a todo y por fin salimos .... yo estoy empapado, ella no y de nuevo a mojarnos mas hasta Atocha .... pero todo ha terminado ..... otra mas, la ultima? .... no lo creo.
Pero esta ha sido increible, como decía mas tarde Ruben, "esta vale por dos", para corredores y los que animamos. Ha sido una batalla increible, y hay que vivirlo porque es muy difícil plasmar con palabras esos momentos y esas emociones .....
GRACIAS
Ahora os dejo ya con la visión de la protagonista ....
A veces los seres humanos tenemos este tipo de cosas; me refiero a no ser capaces de dar por finalizado algo que sabemos que está hecho bien, que hemos vivido la experiencia y que, además, hemos tenido la suerte de salir satisfechos de la misma…
Sin embargo, cuando tenemos claro que hemos conseguido cumplir nuestras expectativas muy por encima de lo esperado que, además, nuestro cuerpo ha sufrido serios efectos secundarios (dolor insoportable en ambas rodillas, recuperación física y mental lenta, sensación de agotamiento…), y que prometimos la vez anterior que sería la última porque ha sido increíble, pero suficiente…... entonces, ¿qué nos pasa por la mente para, de repente y sin motivo ninguno, decidimos al año siguiente que lo volveremos a intentar?. Sí sabemos que ya se ha conseguido, creemos con casi toda seguridad que podremos hacerlo una vez más, ¿el tiempo?, para mí no es especialmente importante…entonces porqué decido volver a probar a pesar de que no estoy dispuesta a prepararme a tope, y que mi cuerpo se ha visto resentido desde las dos últimas. (Claro que he de reconocer que todos estos planteamientos son pensamientos posteriores, sobretodo aparecen automáticamente a la mente mientras subes el kilometro 37 totalmente empapado y no paras de preguntarte este tipo de cuestiones). Todavía, después de varios días tras haber finalizado este reto tan duro, sigo sin encontrar respuesta a todas estas preguntas.
En fin, que todo este rollo para decir que este año he finalizado mi tercera maratón de Madrid y probablemente la última (esta vez sí va en serio).
En mi crónica voy a saltarme la otra odisea, que fue la dificultad para conseguir el dorsal en tiempo record y poder disfrutar de un paseo por las calles de Madrid con una temperatura y un SOL INCREIBLE. Ahí lo dejo.
El domingo, mientras nos despertábamos ya fuimos totalmente conscientes que, esta vez sí eran correctas las predicciones meteorológicas. Nubes negras y amenazantes nos dieron los buenos días a las 6.30 de la mañana…
A pesar de esta triste visión, lo tomamos con bastante buen humor. Desayunamos tranquilos las ya tradicionales galletas de chocolate del día de la maratón e hicimos todos los preparativos de modo automático ya que lo teníamos todo previsto (la experiencia de otros años es lo que tiene).
La tensión en el ambiente se nota desde el momento que entras en el metro. Nos observamos unos a otros, entrando en las continuas paradas, preguntándonos mentalmente sí también correrán, si son acompañantes, si serán de los de 42 kilómetros…
Observas y te observan a ti, en silencio, piensas cómo has decidido vestirte y te comparas con el vestuario de los demás (llevas mucha, poca ropa, qué tipo de calzado utilizan, sí ya se han puesto el dorsal….) y te preguntas al mismo tiempo sí has elegido bien tu vestuario y que vas a decidir al final sobre cosas como voy con guantes o sin ellos, el cortavientos si o no….. Después de toda la previsión, al final, a mí por lo menos, me surgen todo este tipo de dudas existenciales. Me cambié dos veces el dorsal porque hasta el final no decidí sí correría o no con el chubasquero.
La salida del Metro resultó un autentico caos, como siempre. Gente andando en todas direcciones, ruido por todas partes y, de repente, el tiempo parece que pasa más deprisa, te quedan muchas cosas que hacer (ir al baño, llegar al cajón de salida, ver a Ruben…)y cada vez queda menos para la salida y todavía sin nada de lo anterior hecho.
Cuando nos dimos cuenta que ya eran casi las nueve de la mañana (hora de salida) echamos a correr (me sirvió como calentamiento jejeje) intentando buscar algún hueco entre las vallas para poder pasar. Cuando lo encontrarnos todavía no me había quitado el abrigo. Luis entró conmigo para ayudarme. Todo era caótico. Sólo nos dio tiempo a mirarnos un segundo y decirnos adiós, suerte, tq.
Ya sola, seguí intentando llegar a mi cajón de salida, pero cada vez había más gente y no encontraba paso por el que poder continuar, por lo que tome la decisión de pararme y esperar. Sólo fueron un par de minutos y SALIDA!!!, aplauso general y comenzamos a andar despacio hasta que, poco a poco, la gente comenzó a distribuirse y pudimos empezar a correr. A partir de aquí, mi mente se bloquea y ya no puedo pensar más en todo lo que he dejado atrás. Ahora es sólo correr, y seguir hacia delante, ignorando cualquier tipo de molestia o dolor y sólo concentrarme en disfrutar lo que estoy viviendo.
Los primeros kilómetros fueron bastante bien. No llovía, o al menos no demasiado. Todavía en esos momentos teníamos la esperanza que, al final, saldría el sol antes de llegar al kilómetro 20….
Nos equivocamos y mucho. No recuerdo exactamente el punto en el que fui consciente de que estaba lloviendo….y, además, en gran cantidad. Supongo que, al principio, comenzó con unas gotas que, incluso, agradecimos, pero después todo fue agua, agua, agua ahhh y viento.
La llegada a la Gran Vía y la bajada por la calle Preciados fue como siempre intensa, increíble, indescriptible y llena de emoción….muchísima gente con paraguas, gritando, animando…uhffffff SUBIDÓN DE ÁNIMO que ya comienza a ser necesario.
Queda poco para ver a Luis, me concentro en las sensaciones que estoy sintiendo, las rodillas se resienten, pero no demasiado. Paso por su lado y le expreso con una sonrisa y con mis gestos que estoy genial, sonrío y el me anima SIGUE CORRIENDO!!!!. Me da otro subidón de ánimo el volver a verle y doy gracias por poder contar con su apoyo incondicional siempre.
Ahora vienen kilómetros aburridos, solitarios hasta llegar a casa campo. Creo que fue en este momento donde la lluvia comenzó a hacerse fuerte y me sentí totalmente empapada, pero en realidad no quería pensar en nada de esto porque sabía que podría contribuir a hundirme (los que me conocen sabe que mi mayor enemigo es la lluvia y el frio. Son capaces de paralizarme por completo).
Por fin, veo el final de la Avenida de Valladolid, Casa Mingo, ya está hecho….prepararse mentalmente para entrar en la zona que más disfruto, pero también considero la de mayor dureza. Sé que voy a encontrar a Luis otra vez. Evaluo como me encuentro, además de completamente empapada, me duelen las rodillas (pero esta información la voy a guardar para mí), paso por su lado, y le digo que todo está bien, no necesito nada. Entro en casa campo y, de repente, siento mucho frio, echo de menos mis guantes, tengo las manos congeladas…prefiero no pensarlo.
El momento casa campo es especial. Silencioso, frio, duro, muy duro…corremos unos cerca de otros, pero cada uno en solitario. No sé cómo explicar la sensación. Ya se ha pasado el ecuador de la prueba, queda lo más duro y la paz de este sitio hace que te concentres en lo que queda.
Subida bestial para terminar lago y bajada hacia el kilometro ¿30?, ¿32?, me fallan los cálculos y es un grave error porque estoy convencida que llevo más kilómetros de los que realmente he corrido, eso me hará venirme un poco abajo cuando descubra en pirámides mi equivocación cuando veo allí señalado el km 32.
Última oportunidad para ver a Luis. Se me olvida pedirle los guantes. Me siento cansada, un poco hundida porque no para de llover, pero me animo a mi misma pensando que ya no queda nada (otra vez error, quedaba y mucho).
Los últimos diez kilómetros resultan largos, duros, lluviosos y solitarios. No hay nadie por la calle que nos dé un poco de ánimo. Alrededor mío cada vez son más los corredores que deciden pararse. Aparece un nuevo dolor que hasta ahora nunca había experimentado. Las caderas, tengo la sensación cuando entro en la plaza de colon que van a salir de mi cuerpo, cansadas de aguantar mis esfuerzos físicos.
La subida por la Calle Goya la recordaré como el momento más penoso de toda la carrera, creo que me dolía todo el cuerpo, no sentía las manos y cada poco tiempo volvía a meter en pie en un charco enorme y otra vez esa desagradable sensación de tener los pies totalmente empapados. Sigo subiendo y pienso ¿Qué cojones hago aquí?, estoy cansada, no para de llover con fuerza, quedan apenas cuatro kilómetros….las caderas no me responden, ellas también quieren parar. Solo soy consciente de todo lo que físicamente esta dolorido. ¿Me paro y subo lo que queda andando?....De repente vuelvo a reflexionar, si me paro tardaré más en llegar, seguiré mojándome y lo único que quiero es llegar ya, poder cambiarme de ropa y sentir calor. Así que decido correr un poco más deprisa para llegar antes y me concentro en disfrutar estos últimos kilómetros ya que me acabo de convencer que serán los últimos. Comienzo incluso a adelantar gente. Cuando estamos cerca de retiro, observo que muchos corredores se paran sin motivo aparente, miro por primera vez el reloj…hemos pasado las tres horas, ya no podrán batir ese reto que muchas personas se proponen y en los últimos momentos se vienen abajo. Yo sigo, solo quiero llegar y de repente, la entrada a retiro…solo queda un kilometro y esta vez sí, lleno de personas animando y gritando, bajo el ritmo porque quiero ver a Luis, miro a un lado y a otro, sonrío a todo el mundo que me grita, y de repente le veo…nos cogemos la mano y parece que vamos a llorar los dos. Sigue!!! Miro hacia arriba y veo el reloj que indica la llegada entro en meta tranquila, sonriendo y pensando cómo no en mi padre que otra vez se ha perdido este momento impactante.
Nos dan un plástico para taparnos y una bolsa con fruta y agua. A mí alrededor no veo la alegría de otros años. Todo el mundo tiene cara de haber sufrido mucho, tapados con los plásticos tenemos más una imagen de personas que acaban de vivir un desastre natural que el final de una maratón. Sin embargo, yo me encuentro feliz, lo he logrado. Sonrío porque es así como quiero que Luis me vea. Nos abrazamos. Otra maratón conseguida y esta venciendo a mi mayor enemigo, la lluvia.
Después de varios días para escribir esta crónica, creo que tengo claro porque decidí pasar otra vez por este camino y es que necesitaba cerrar una etapa de mi vida, y sabía que tenía que ser superando la maratón de Madrid. Como siempre me gustaría agradecer a todas las personas que me han apoyado en el transcurso de este año que va entre la maratón de 2014 y la de 2015. Pero sobretodo a dos personas que han luchado mucho conmigo en otra carrera diferente; a Juan a quien conocí justo al finalizar la maratón 2014 y quien me dio una segunda oportunidad en la vida y, por supuesto a Luis quien cada día recorre una carrera mucho más dura, sin cansarse, sin rendirse y luchando porque sigamos adelante y seamos felices. Gracias por todo mi amor.
Entonces, Maratón 2015 ¿ha merecido la pena?……POR SUPUESTO QUE SÍ.