miércoles, 3 de octubre de 2012

Pregon de mi padre en las fiestas del pueblo

Aqui os dejo el pregon que dio mi padre para las fiestas de mi pueblo de este año. Un orgullo verle en el escenario, siendo el mismo, se lo merece porque ha sido un trabajador toda la vida y una buena persona y un crack, cada fin de semana apoyando a sus hijos en el futbol y a mi me gusta verle en la grada con todos mis amigos ... ademas y como le gusta escribir y lo hace muy bien ... el pregon le salio bordado, muy emotivo y divertido, y me alegre mucho viendo que la gente disfrutaba con él.



PREGON de las FIESTAS del Año 2012,
en HONOR de NUESTRA PATRONA, la VIRGEN DE LA ANTIGUA
Buenas noches a todos, Amigos y Amigas de Cebolla, Familiares y Visitantes en General.
Hace un tiempo, la Corporación Municipal, me sorprendieron, pidiéndome que fuese el encargado de abrir con un PREGON, la celebración de los Festejos, que en estos días dedicamos en Honor de nuestra Patrona la Virgen de la Antigua.
Entonces, me surgieron dos preguntas… ¿Y Por qué yo?... No encontraba motivos. No sé hablar en pulpitos y me van más las distancias cortas. Además, y como diría Cafrune: Yo vengo de los de abajo, /y muy arriba no estoy, / pero así, me siento contento / porque estoy en mi elemento / y valgo por lo que soy.
La otra pregunta fue… ¿y por qué no?... al fin y al cabo soy un Cebollano mas, uno de tantos, sin más pena, ni mas gloria, pero sí hijo del Pueblo, de lo cual me siento orgulloso… Así que, aquí estoy.
Doy las gracias a esta Corporación Municipal, por acordarse de mi persona y dejarme sentir el PLACER, de ser el pregonero de las Fiestas de mi Pueblo, en este año 2012.
En una ocasión oí una frase, creo que fue a Serrat que decía: Cuando se habla de Felicidad, siempre nos trasladamos a la niñez, y estando como estamos en estos momentos, mejor vamos a trasladarnos, para hablar de los años 50 y 60.
Mis padres se instalan en Cebolla en 1940, procedentes de El Casar de Escalona, para trabajar en la fábrica de aceite de Enrique Muro. Mi padre Domingo Valencia y mi madre Benita Martín, son para mí Timón y Remos, para navegar una vida basada en la Voluntad, Trabajo, Alegría y Sentimientos. Esto, no siempre se consigue… pero es bueno tener un Norte.
Nací en Cebolla en la calle del Ángel en 1948, en los años 50 nos trasladamos a la c/ del Horno, y allí pase mi niñez y juventud, aunque empadronado aquí, tenía una pierna en el pueblo y otra en el trabajo, pero siempre estuve ligado a mi pueblo, porque Cebolla, se lleva dentro… Su nombre, sus calles, sus gentes, sus parajes, y nuestro particular lenguaje, todo ello, te lleva a sentirte… Cebollano Nacionalista.
A veces, se ha puesto en entredicho el nombre de nuestro pueblo… a mi particularmente… me gusta. En los centros de trabajo donde he estado, los compañeros me decían… Cebolla, me hechas una mano… y allí me tenían. (La verdad, para mí un placer). Seguramente a más de uno de los que estamos aquí, os habrán llamado Cebolla, estando fuera.
Además, si preguntan… ¿de dónde eres?, si eres de Madrid u otra Ciudad, se dan por enterados… y ya está. Pero si eres de Cebolla… suelen hacer dos comentarios: 1º.- ¡Coño!, de ahí conozco yo a un vecino o compañero de trabajo, que le llamaban…tal o cual. Y 2º.- ¿y donde esta ese Pueblo?... mi contestación era siempre, ¿conoces Talavera de la Reina?... Si…Pues, es nuestro Polígono Industrial.
En una ocasión, trabajando para Construcciones Colomina, en un viaje a Italia, un técnico me pregunta: Eres de Madrid…, Soy de Cebolla… El hombre se asombró, pero se alegro un montón ¡Cipolla!, Yo he estado allí… Buena Gente… y buena Caza. Quien va a imaginar encontrar en Italia, un tío que venía a cazar a Cebolla…
Referente a nuestro lenguaje: Pues hombre, muy normal, eso sí, hablamos algo fuerte, se nos escapa algún que otro “Juramento” (como se decía en Cebolla) y nos comemos algunas letras del comienzo o final de algunas palabras… pero nos entendemos. Además, tenemos joyas del lenguaje como “Velaíle”, ”Cantavilana”, ”Risión”, ”Senagua”, y la palabra “Pachasco”, pero coño, es que es hasta bonita… “Pachasco que no lo fuera, siendo de Cebolla”.
Otra joya de nuestro lenguaje son las antiguas coplas cantadas en la Ronda de Navidad, creo que es fundamental mantenerlas, que no se pierdan, al fin y al cabo, es parte de nuestra cultura popular.
A propósito… una Anécdota con una copla:
Me encuentro a una niña de unos 11 años, hija de José Tofiño y Conchi, y por vacilarla un poco, le pregunto: ¿de dónde eres?... Me dice de Cebolla… No puede ser… y la propongo una prueba, que me demuestre que era Cebollana. Ella acepta… y la pregunto:
¿Cuándo entramos en Cebolla /lo primero que se ve?
Duda un poco, pero al final contesta: son las ventanas abiertas / y las camas sin hacer.
Claro que eres Cebollana, me sentí contento de ver una niña con raíces Cebollanas.
De Calles y Parajes: Que puedo decir, ¿Quien no ha paseado las calles de día o de noche, esas puertas abiertas y esos corros de vecinos, en donde parar y charlar un momento?, ¿Quien en verano no paseaba por el Puente del Arroyo, por las carreteras desde la Colá a la Somailla, o en la Plaza? ¿Quién no se ha parado a respirar, al subir la calle de la Iglesia?, ¿Quién no ha oído la Misa, a la sombra del árbol y sentado en la piedra, que había la puerta de la Iglesia?, ¿Quién no estuvo en la Cruz Verde un domingo y no entró a ver el “Cacho” Gratis?, o paseado por Santo Cristo, el Pilar, la Picota, el Frontón, la Cruz Verde, ¿Quién va a olvidar esos lugares, y a esos Amigos? Eso, nunca no sé olvida.
Los años 40-50 y algo menos en los 60, fueron años muy difíciles para mayores y padres de familia, pero extraordinariamente divertidos y estimulantes para los pequeños.
Jugábamos casi todo el día en la calle y con lo que había, Bolas de barro, Chapas de botellas, Tabas, Santos, Trompiques, Espadas y Tiradores hechos de ramas de árboles y gomas de bicicleta etc., gastábamos poco en juguetes, pero nos entretenían mucho. Los juguetes de entonces no se compraban, se hacía cada uno el suyo o sea hoy se diría que estaban personalizados. (Los juegos es otra cosa a recuperar, sé que se está haciendo algo de eso… cosa que me alegra).
En esos años, Cebolla esta bañada por el arroyo de Sangüesa, este arroyo marcaba (que no partía, ni separaba) al pueblo en dos mitades, en el margen izquierdo… Las Arenas, en el margen derecho… Las Sánguas, estas dos mitades tenía sus encantos y alguna rivalidad, sobre todo la chavalería, y resolvíamos esas diferencias, en partidos de fútbol en las eras de trillar y en pequeñas peleas a mano, con cañas o tiradores, y de dichas diferencias, creo que todos tenemos algún que otro recuerdo o descalabro, del que hacer gala, pero sobre todo… muy buenos amigos de uno y otro barrio.
El Arroyo, atravesaba el pueblo por una canalización, conocida por todos como La Zanja, dentro de esta existía un manantial, que llamábamos la FUENTECILLA, punto de encuentro de los chavales al final del recreo escolar, en ella apagábamos la sed, producida por juegos y calores, y nos limpiábamos de sudores y suciedad, las manos, piernas, ropas y zapatillas, llenas del barro que inundaba la plaza en tiempos de lluvias… en fin, la zanja nos daba mucho juego y mucha vida.
Aquella generación no teníamos ni Gimnasios, ni ordenador, ni Play Stations…. Y para qué coño lo queríamos…Teníamos la zanja.
Los kilómetros que nos hacíamos, zanja arriba y abajo, pasando los puentes, jugando con la Rodancha o al Rescate, las carreras de barcos hechos de juncos, maderas o latas de sardinas, desde el Frontón al Orancón. La cantidad de saltos al bajar y subir la zanja, para recoger los balones, que caían a cada momento. Las veces que saltábamos la zanja, unas veces por competir con los amigos, por
presumir ante las muchachas y en otras ocasiones, porque era mejor saltar, que ir a buscar un puente para pasar al otro lado… no nos hacían falta Gimnasios… la Zanja, nos mantenía en plena forma física.
Encontré en Cebolla y sus gentes, un manantial de cualidades que se dejaban ver en sus actos diarios y sencillos, esos que quedan ahí, para que cada cual escoja o elija según su gusto o sensibilidad, estos actos no se publicaban, salían del día a día de sus gentes. Son esas pequeñas cosas, que te llegan, te marcan y hasta te emocionan y te las llevas contigo, como un equipaje intimo que tu solo valoras y no quieres perder. Pienso que lo poco que sé, lo aprendí de mi familia, en Cebolla y de sus gentes… Amistad, Familia, Trabajo, Alegría, Humildad, Honradez o dicho en una palabra, Solidaridad.
La Amistad o Familiaridad se vivía… todos los vecinos, que vivíamos en la calle del Horno, sentíamos ser una gran familia, nos dábamos ayudas y favores, nos prestábamos a tareas diarias o en días de Matanza, nos sentíamos arropados ante cualquier necesidad o desgracia. Pasábamos las noches de verano de una puerta a otra, contando chascarrillos, historias y anécdotas, a veces hasta quedar dormidos en el suelo. Las puertas siempre abiertas, algunas ni cerraban. ¡qué forma de vida más guapa!…

No era menos, el cariño mutuo que sentíamos entre los obreros de la fábrica de Muro, tantos años juntos, que es imposible no quererlos y menos olvidarlos…Otra gran Familia.
Sobre Trabajo… puedo decir, que he visto trabajar a mis paisanos de sol a sol y con verdaderas ganas, en fábricas, en huertas, en el campo durante la Siega y la Trilla, abriendo hoyas, trabajos muy duros y con tiempos más duros aún. Al punto, se me ocurre una copla, de nuestra cultura popular:
Si algunos ricos supieran / lo que cuesta el trabajar / no abusarian del pobre / ni tampoco del jornal.
Era curioso, pero casi todos cantaban o tarareaban algo cuando iban y venían del trabajo o trabajando, señal que el trabajo alegra, (y sino que pregunten a los parados de hoy ). Siempre recordare a Casimiro Palencia, hortelano, a las 4 de la mañana y casi a diario, subido en su mula y arropado con una manta, salía a vender sus productos a los pueblos vecinos, lo lógico que fuera medio dormido… pues no… cantaba, despacio pero cantaba.
Voy a hablar de una palabra, que tiene muchas virtudes y fue frecuente en Cebolla… Solidaridad. En esos años difíciles, era normal a la hora de pagar, oír esa frase de “Te lo dejo a deber o Apúntame”, y el comerciante “apuntaba”, pero cuando ese comprador sacaba algo de la Varea, de Espigar, del Rebusco, la Vendimia o la Siega, iban religiosamente a cancelar toda o parte de la deuda, otras veces se pagaba con el cambio o trueque, alguna Liebre, Perdiz, Espárragos o Cardillos, Peces, siempre trataban de cumplir y cuando no se podía… era el Comerciante, el que rompía la lista de apuntes. Esto es… Humildad y Honradez, por parte de unos y de otros y solidaridad por parte de los dos.
Creo que entre todos estos pequeños y solidarios industriales y comerciantes, dieron pie al crecimiento de Cebolla, por su forma de vender y como posibles empleadores, la mayoría eran empresas familiares, que hacían un gran esfuerzo para mantenerse… Carpinteros, Tejeros, Panaderos, Zapateros, Herreros, Bares y Cines, Alfareros, Tenderos, Hortelanos, Carniceros, Relojeros Albañiles y un largo etc. del que sentirme orgulloso.
Yo vivía en una casa, comunicada con el secadero de Orujo de la fábrica de aceite, con el calor del verano el orujo se sobrecalentaba y con las corrientes de aire, llegaba a incendiarse, eso era típico todos los veranos, a veces se podía controlar, pero si empezaba a arder por la noche, el incendio era miedoso, prendía la uralita y estallaba como petardos; cada vez que esto pasaba siempre el pueblo acudía a toque de campana, “tocan a Quema” se decía y allí volaban los cubos de agua, los hombres y mujeres. El pueblo siempre apago el fuego.
Quiero dar las Gracias a toda esa gente. Mi pueblo siempre respondía y eso no se olvida y a esto se llama… Solidaridad.
Esta palabra deberíamos cultivarla siempre, crece en terrenos áridos y difíciles y es generosa en sus frutos, y además, cultivarla es buena para dormir tranquilos y más en estos tiempos.
Nuestras fiestas de entonces?... muy divertidas, desde que salía la Virgen de San Illán, se olía a fiesta, el camino hasta Cebolla estaba iluminado por una cadena de hogueras, al prender los Juncos del camino, hasta su entrada en el pueblo. En los días de Novena, nuestra Plaza se hacía centro de diversión, al coincidir esos días, con la construcción de la plaza de toros, entonces se llenaba de palos y maderas, que nos servían para jugar hasta bien metida la noche, si no llegaba el Pati o el tío Antonio y nos echaban como podían, mientras tanto corríamos y saltábamos sobre los palos, hacíamos columpios, jugábamos al escondite etc.
La plaza de Toros tenía como soportes, los arboles que rodeaban nuestra Plaza y sobre ellos se hacía la barrera con palos en horizontal, separados unos50 cm, que a su vez, nos servían de escalinata, para nuestro acceso a los “tablaos”, que eran cuatro, uno por cada lado de la plaza, (para que cada cual pusiera sus sillas), mas dos pequeños, uno en la esquina de la puerta del Palacio, para la música y en la esquina de las escuelas hacían los Muros el suyo.
La pólvora se hacia dentro de la plaza, los tablaos se llenaba de gente y también en el ruedo, cuando encendía un árbol, la gente, se separaban prudentemente, mientras, los chavales pasábamos corriendo, por debajo del árbol que ardía, resultado, alguna que otra quemadura; entre la quema de un árbol y otro, la orquesta del pueblo tocaba dos o tres piezas de bailables y casi todos intentaban echarse un bailecito, los arboles pirotécnicos se colocaban, 3 ó 4 en el lado del Palacio, otros 3 ó 4, en el lado de la zanja, y 3 en el lado de Rosa Vega, eran los últimos en arder y cuando el del centro estaba finalizando su quema, se desenrollaba un cartel con la imagen de la Virgen de la Antigua y así acababa la pólvora y todo el mundo tomaba dirección a la Cruz Verde, para seguir el baile en los salones hasta la madrugada, después nos gustaba ir a por los toros y ver el encajonamiento en el campo… Esto traía consigo, tres días de poco dormir…pero éramos jóvenes. La Fiesta seguía en la Cruz Verde, las barcas en columpio, las Golosinas de la tía Sole, Leocadia y tía Rosa, el Helado de
Guillermo, Machaquito y Trifón, los bares de Úbeda, Venero y Leandra (Callos y Caracoles) Petra y Fernanda (conejo al ajillo) y cines y bailes de nombres preciosos Imperial de Úbeda, Tineva de Venero y El Paraíso de Machín… eran la leche.
En los 60, entre los jóvenes de entonces nacían nuevas inquietudes, se hicieron obras de teatro, viajes y reuniones político-sociales, con la JARC y la JOC. Ya se pensaba en lo social, en la justicia, la libertad y el amor al deporte; se hicieron carreras pedestres, de bicicletas, campeonatos de frontón, pero el futbol era nuestra pasión.
En esta década se funda el equipo de futbol de Cebolla, AD Torpedo 66, donde un grupo de amigos (entre los que tuve la suerte de encontrarme), decidimos Federar un equipo y comprar un terreno para hacer el campo, donde jugar. Como dinero no había, comenzamos por pasar casa por casa pidiendo, lo que buenamente pudiera dar cada uno, y así fue, anécdotas… muchas, caras rojas…. muchas, (mi
amigo Emilio Fdez, se acuerda bien de esto, pedíamos juntos) pero entre esto y nuestras pequeñas cuotas de socios, alguna que otra ayuda y toneladas de ilusión,… tuvimos campo. Este logro fue posible, por otro gran acto de solidaridad (uno más entre losCebollanos).
Por eso, Quiero agradecer a la Directiva y todos los socios de la Peña del torero, Luis Miguel Ruiz, la aportación un dinero, que tenían ahorrado, sin esta aportación, no se hubiera podido disponer, en ese momento de un lugar donde jugar.
Ya teníamos equipo… habíamos decidido nuestros colores… nos faltaba un escudo, se realizo un concurso y el escudo elegido fue, el que Yo presenté, con lo cual se apretó aún másel lazo de unión entre mi pueblo y Yo. Y todo esto se llevo a cabo, gracias a un gran amante del balón, que fue nuestra
cabeza tractora, Enrique Muro Benayas.
Y como olvidar en esos años 60, la parte más personal… el Twist, el Rock, Los Beatles, La canción Protesta, Los Junior Twister y Olegario Amor, Pepea a la trompeta y Cecilín a la batería, que nos traía Úbeda en esos domingos de verano, semillero de amores que nunca se olvidan, los primeros, los de lejos, los que con una mirada o una palabra, te hacían tocar el cielo con las manos.
Creo, que todos los que lo hemos vivido esa niñez y juventud, tan difícil pero tan sana, tan pobre en recursos y tan rica en naturaleza, estamos orgullosos de haber nacido en Cebolla.
Y antes de despedirnos, quisiera romper una lanza, por la mujer Cebollana, esas que han sabido estar a las duras y a las maduras, las que han echado siempre un “par… de güevos” con perdón, las que han trabajado fuera y dentro de la casa y no pisaban un Bar, las que han tirado de maridos e hijos y las más comprometidas hoy día con Cebolla y encima, han sido siempre muy buena gente, muy competentes y muy guapas.
Y se me ocurre otra copla y esta es para todas vosotras: En el pueblo de Cebolla / hubo siempre una laguna / donde se miran las GUAPAS / porque feas, no hay ninguna.
Y esto no es copla… es la pura verdad
Bueno… Para terminar, “os invito” a todos a que os metáis en fiestas lo antes posible y participar en lo que queráis, pero como Cebollanos… con Alegría, Amistad y Cabeza y si queréis algún exceso, estos son baratos: Excesos en Alegría, Bailar, Reír, Escuchar música, Pasear la Feria, Saludos y Abrazos a los Amigos… que además es muy sano… y entre saludo y saludo… un Cubata… una Cerveza o unos Churros… si llega el bolsillo.

Y viendo la hora que es, ahí va… una Copla final:
Allá va la despedida / la que echó mi tío Mateo, / son las doce menos cuarto / y tengo
un hambre que no veo.

DESEO PARA TODOS, BUENAS Y DIVERTIDAS FIESTAS…
¡¡¡VIVA LA VIRGEN DE LA ANTIGUA!!!
¡¡¡VIVA CEBOLLA, LOS CEBOLLANOS Y TODOS LOS PRESENTES!!!
Perdón por la extensión….Pero hablar de Cebolla, me pierde.
Muchas Gracias… y aquí tenéis un amigo. Buenas noches.

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